Más ramas que raíces: Diálogos musicales entre el Caribe y el continente africano desde el siglo XIX hasta la actualidad

Nothing clears up a case so much as stating it to another person.
Sherlock Holmes en Silver Blaze.

Dedico este libro a mi hijo Daniel E. Montes Carro, quien es mi mejor
compañero por la vida y en particular por la música.

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Bienvenidas y bienvenidos a este espacio. Aquí encontrarán material audiovisual y otras referencias que le ayudarán a apreciar mejor el contenido del libro Más ramas que raíces: Diálogos musicales entre el Caribe y el continente africano. Le agradeceré sus comentarios criticos. Los pueden hacer escribiendo a errol.montes@upr.edu o usando la sección de comentarios.

Pueden comprarlo en:Amazon y en las librerías de Puerto Rico.

 


 Elogios al libro

 

 

De la introducción (extractos)

En algún momento del año 1982 llegó a mis manos el LP Sound
D’Afrique que la Mango Records había publicado en 1981. Ese
disco fue el primero de dos albumes antológicos que incluían
un total de trece canciones interpretadas por músicos africanos.

Recuerdo que fue tan grande el impacto que esos discos tuvieron en
mí que me aprendí fonéticamente algunas de sus canciones, especialmente las que interpretaba la banda de Pablo Lubadika Porthos de la actual República Democrática del Congo. Hice varias copias en casetes y mis amigos tuvieron que vestirse de paciencia porque en mi carro no se escuchaba otra cosa.

Tengo que confesar que desde niño siempre tuve un gusto particular
por música “rara” o música que no era la que escuchaban mis
compañeros de escuela. Sin embargo, lo que me maravilló de aquellas
piezas de música popular africana que por primera vez escuché
gracias a esos discos no fue que me parecieran raras, sino que, por
el contrario, fue cuán familiares me parecían a pesar que sus letras
estaban en idiomas que no solo no entendía, sino que ni siquiera sabía
cómo se llamaban. Recuerdo que de primera intención me puse a especular que esas similitudes que percibía de seguro se debían a que ambas músicas, las de nosotros y las africanas, se desarrollaron a partir de raíces comunes y que por eso no debía extrañarme su parecido. Sin embargo, no estaba completamente conforme con ese intento de explicación. Los fraseos de las guitarras eléctricas en algunas de las canciones de esos discos se me parecían mucho a la manera como se toca el cuatro puertorriqueño o el tres cubano. Piezas
como la canción “Massoua Mo”, del marfileño Eba Aka Jerome, me
remitían a música jíbara puertorriqueña que entre nosotros generalmente no se asocia con nuestras herencias musicales africanas.

El acompañamiento de esa canción, por ejemplo, se me atojaba como
una mezcla de seis chorreao de Puerto Rico con merengue de la República Dominicana.

Comencé a sospechar que la historia de las músicas
afrodescendientes es mucho más compleja. De esa manera se
iniciaron en mí una pasión y una curiosidad avasalladoras por conocer más sobre la producción musical contemporánea en el continente africano. Con el tiempo, y luego de adquirir más discos, empecé a percatarme de que, efectivamente, la historia de las relaciones entre las músicas afrodescendientes de este lado del mundo y la música popular de muchos países africanos era –y es– más complicada que una historia de desarrollos paralelos a partir de raíces comunes

Mi intención (en este libro) no es describir de manera exhaustiva los múltiples y complejos trasiegos culturales entre África y el Caribe ni, mucho menos, los procesos que crearon la llamada diáspora africana. Lo que haré es comenzar a dar una idea de esa complejidad ilustrando con múltiples ejemplos que la historia de las músicas afrodescendientes y de algunas músicas del continente africano es realmente una historia de influencias mutuas con viajes de ida y de vuelta.

He resaltado las influencias caribeñas en África desde el siglo XIX hasta la actualidad porque son las menos conocidas entre nosotros y porque son las que retan mejor las imágenes primitivistas sobre África y la circunscripción de nuestras conexiones con algunas culturas africanas a un pasado fundacional, como la metáfora de raíz sugiere …

Espero que este esfuerzo provea material adicional que ayude a entender mejor lo que llamamos “africanía”, a trascender los estereotipos racistas que sobre “lo africano” todavía subsisten entre nosotros y a reconocernos a nosotros mismos como partícipes de culturas que se han forjado en un ir y venir de influencias constantes en muchas ocasiones superando grandes dificultades e injusticias.

Mi motivación es compartir con ustedes parte de lo que he aprendido,
con la esperanza de que nuestra hermandad musical y cultural
en general con los pueblos afrodescendientes se aleje del ámbito
exclusivo de la metáfora de raíz y se reconozca como una de las
historias de comunicación, a larga y a corta distancia, más fundamentales e inspiradoras de nuestras vidas como pueblos: una historia que todavía estamos construyendo.